En este espacio se publicarán poemas, lecturas y canciones para ser empleadas en las izadas de bandera en entidades educativas colombianas, eventualmente utilizables también en cualquier nación hispanoamericana. Se agradece citar la fuente. Comentarios, textos, notas y reseñas históricas por Nabonazar Cogollo Ayala.
Prioriza el autocuidado. Dedica tiempo regularmente
a actividades que disfrutes y te relajen. Esto puede ser leer, escuchar
música, pasar tiempo en la naturaleza, meditar o practicar un pasatiempo.
Establece límites
saludables.
Aprende a decir "no" cuando sea necesario. No tienes que
complacer a todo el mundo. Proteger tu tiempo y energía es crucial para
evitar el agotamiento.
Mantén una rutina
equilibrada.
Tener horarios regulares para dormir, comer y trabajar ayuda a crear
estabilidad y reduce la ansiedad. Un buen descanso es fundamental para el
bienestar mental.
Conéctate con los demás. Cultiva relaciones
significativas con amigos y familiares. Hablar de tus sentimientos y
experiencias puede aliviar la carga emocional. No te aísles.
Practica la gratitud. Tómate un momento cada día
para reconocer las cosas buenas de tu vida, por pequeñas que sean. Esta
práctica puede ayudarte a cambiar tu perspectiva y a enfocarte en lo
positivo.
Muévete y come bien. La actividad física regular
tiene un impacto directo en tu estado de ánimo, reduciendo el estrés y la
ansiedad. Una alimentación nutritiva también es clave para el buen
funcionamiento de tu cerebro.
Busca ayuda profesional si
la necesitas. No
hay nada de malo en pedir ayuda. Un terapeuta o psicólogo puede darte
herramientas para manejar situaciones difíciles, procesar emociones y
superar obstáculos.
Limita el consumo de
noticias y redes sociales. La exposición constante a noticias negativas
y a la presión social de las redes puede ser perjudicial para tu salud
mental. Desconéctate por completo de vez en cuando.
Acepta tus emociones. Permítete sentir tristeza,
enojo o frustración sin juzgarte. Las emociones son parte de la vida. En
lugar de reprimirlas, busca formas sanas de expresarlas.
Sé amable contigo mismo. Trátate con la misma compasión
y comprensión que le ofrecerías a un buen amigo. Reconoce que eres humano
y que cometer errores es parte del crecimiento.
La Búsqueda Incesante de la
Verdad: El
intelecto no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para aproximarse
a la verdad. El intelectual se compromete a una búsqueda honesta, libre de
dogmas y prejuicios, aceptando que el conocimiento es un camino, no una
posesión.
La Humildad del Saber: Reconoce la vastedad de lo
desconocido. La verdadera sabiduría reside en la conciencia de la propia
ignorancia. El intelectual no busca imponer su conocimiento, sino
compartirlo y, sobre todo, aprender de cada encuentro y experiencia.
El Compromiso con la
Humanidad: El
pensamiento no puede existir aislado de la realidad humana. El intelectual
tiene la responsabilidad de aplicar su saber para comprender y aliviar el
sufrimiento, promoviendo la justicia, la equidad y la dignidad para todos
los seres humanos.
La Integridad Moral y Ética: La vida del intelecto debe
reflejar una coherencia entre el pensamiento y la acción. La honestidad,
la valentía para defender lo justo y la resistencia ante las presiones del
poder son pilares inquebrantables de su labor.
La Apertura al Diálogo: El conocimiento florece en
el intercambio. El intelectual valora el diálogo constructivo, la escucha
activa y la capacidad de cuestionar sus propias ideas. El disenso no es un
obstáculo, sino una oportunidad para el crecimiento.
La Trascendencia del
Pensamiento: El
intelecto no se limita a lo material. Explora las grandes preguntas de la
existencia, la espiritualidad, la estética y el sentido de la vida. Su
labor trasciende la utilidad inmediata para enriquecer el espíritu humano.
La Defensa de la Libertad: La libertad de pensamiento
y expresión es el oxígeno del intelecto. El intelectual se convierte en
guardián de este derecho fundamental, alzando la voz contra la censura, la
opresión y la manipulación de la información.
El Vínculo con la Tradición: El intelecto no nace del
vacío. Reconoce y dialoga con el legado de las generaciones pasadas.
Comprende que la innovación solo es posible si se honran y se asimilan las
raíces del conocimiento.
La Responsabilidad Social: El intelecto es un bien
colectivo. El intelectual tiene el deber de comunicar sus ideas de manera
clara y accesible, contribuyendo a la formación de una ciudadanía crítica
y consciente, y participando activamente en el debate público.
La Pasión por el Ser: En última instancia, el
intelecto es una expresión del ser. La pasión por comprender el mundo, por
conectarse con los otros y por vivir una vida con sentido es la fuerza
motora que guía y da significado a la labor del intelectual.
1. No
seas cómplice. Denuncia. Si presencias un acto de acoso, no te quedes en silencio. Tu voz puede
marcar la diferencia. Denuncia la situación a un adulto de confianza o a la
autoridad competente.
2. Sé
empático. Intenta
ponerte en el lugar de la persona acosada. Comprende el dolor y el miedo que
puede estar sintiendo.
3. Trata
a todos con respeto. El
respeto es la base de cualquier relación sana. Valora las diferencias y la
individualidad de cada persona, sin juzgar ni discriminar.
4. No
uses la agresión verbal. Evita los insultos, las burlas, los apodos hirientes y los comentarios
ofensivos. Tus palabras tienen un gran impacto.
5. Piensa
antes de actuar.
Reflexiona sobre las consecuencias de tus acciones. Pregúntate: "¿Cómo se
sentiría la otra persona si yo hiciera esto?".
6. Defiende
al más débil. No te
unas al agresor. Si tienes la oportunidad, defiende a la víctima o apóyala.
7. Sé un
modelo a seguir. Con tu
comportamiento, demuestra a los demás que el respeto y la amabilidad son los
caminos correctos.
8. Cuida
tu entorno digital. No
compartas contenido que ridiculice o humille a otros. Recuerda que el
ciberacoso también es una forma de violencia.
9. Pide
ayuda. Si eres
víctima de acoso, no te aísles. Busca apoyo en tus padres, profesores o amigos.
Pedir ayuda es un acto de valentía.
10.
Promueve la inclusión. Incluye a todos en tus actividades, juegos y grupos. Nadie debe
sentirse excluido o invisible.
La
madurez no es solo cuestión de edad, sino un camino de crecimiento personal que
se construye día a día. A continuación, se presenta un decálogo para guiarte
hacia un estado de mayor conciencia y equilibrio emocional:
1. Asume
la responsabilidad de tus actos. Deja de culpar a los demás por tus errores o
frustraciones. Reconoce que eres el arquitecto de tu propia vida.
2.
Gestiona tus emociones. Aprende a identificar, comprender y regular tus sentimientos. No los
reprimas, pero tampoco permitas que te controlen.
3.
Practica la empatía y la compasión. Trata de entender las experiencias y los
sentimientos de los demás. La madurez se demuestra en la capacidad de conectar
con los otros.
4. Acepta
que el cambio es inevitable. La vida es un proceso constante de transformación.
Resiste menos al cambio y te adaptarás mejor a las circunstancias.
5.
Aprende a perdonar. Libérate
del resentimiento. Perdonar a otros y, sobre todo, a ti mismo, es un acto de
liberación personal.
6. Sé
humilde. Reconoce
tus limitaciones y errores. La humildad es una señal de fortaleza, no de
debilidad.
7.
Cultiva la paciencia. Entiende
que las cosas valiosas toman tiempo. La madurez implica saber esperar sin
desesperar.
8. Vive
de acuerdo con tus valores. Define qué es importante para ti y alinea tus acciones con tus
principios. La coherencia te dará paz interior.
9.
Aprende a decir "no". Establece límites saludables y respétalos. Decir
"no" a algo que no quieres o no puedes hacer es un acto de respeto
por ti mismo.
10.
Reflexiona y aprende de tus experiencias. Toma tiempo para procesar lo que te sucede. Cada
experiencia, sea buena o mala, contiene una lección valiosa para tu
crecimiento.
1.
Escucha activamente. Permite
que los demás hablen sin interrumpir. Valora sus ideas y perspectivas, incluso
si son diferentes a las tuyas.
2. Habla
con amabilidad y honestidad. Expresa tus opiniones de manera clara y directa,
pero siempre con consideración. Evita el sarcasmo, las burlas y el lenguaje
ofensivo.
3.
Reconoce la diversidad. Acepta que cada persona es única. Respeta las diferencias en cultura,
creencias, género, orientación sexual y formas de vida.
4. Honra
tu palabra. Cumple
tus promesas y compromisos. Tu integridad se construye sobre la confianza que
generas en los demás.
5. Sé
empático. Intenta
ponerte en el lugar de la otra persona. Comprender sus emociones y experiencias
te ayudará a actuar con mayor sensibilidad.
6. Cuida
los espacios compartidos. Trata con respeto los lugares públicos y privados, así como las
pertenencias ajenas. Tu entorno refleja tu consideración por los demás.
7. Valora
el tiempo de los demás. Sé puntual y no hagas esperar innecesariamente a los demás. El tiempo
es un recurso valioso para todos.
8. Pide
disculpas y perdona. Reconoce
tus errores y discúlpate sinceramente. Del mismo modo, ofrece tu perdón a
quienes te han ofendido, liberándote de resentimientos.
9.
Respeta los límites. Reconoce
y valora los límites personales y profesionales de cada individuo. No presiones
a otros para que hagan lo que no desean.
10. Cuida
tu entorno natural. El
respeto no se limita a las personas. Trata con responsabilidad los animales y
la naturaleza. Nuestro planeta es el hogar de todos.
BREVE
RESEÑA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA O EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
La
historia de Cristóbal Colón es la de un luchador incansable, estudioso y amante
de la astronomía, la cosmografía y la náutica a quien nos encontramos en el
siglo XV en la biblioteca del palacio real de Lisboa, Portugal, devorando
cuanto libro llegaba a sus manos sobre un tema que lo apasionaba: la tierra. Se
ignora a ciencia cierta quién era y en qué país europeo habría nacido, uno de
sus hijos, don Hernando Colón, aportó los únicos datos biográficos que sobre él
existen. Dice que había nacido en la república de Génova, Italia, el 31 de
octubre de 1451 y que había asistido a la Universidad de Pavía (Italia), de
esto último no hay evidencias. Estando en Portugal llegó a sus manos un
documento científico de la época preparado por el sabio italiano Paolo Toscanelli
en el cual se hablaba de la redondez de la tierra. Colón lo estudió con avidez
y se decidió a demostrar que tal tesis era cierta. Le llevó al rey de Portugal
de entonces, Joao II de la Casa Real de Braganza, quien desestimó el
proyecto por considerarlo improbable, costoso y peligroso. Colón entonces huyó
de la Corte Real Portuguesa con su pequeño hijo, Diego, vestido de fraile
franciscano. En 1485 se dirigió a Castilla, donde no fue fácil lograr que la
reina castellana, Isabel de la Casa Real de Trastámara, le diera una audiencia.
Apoyándose en el confesor de la reina, fray Hernando de Talavera, lo logró
finalmente, Isabel la católica escuchó sus planes y decidió apoyarlos. Colón
firmó con los reyes de Castilla y Aragón, respectivamente las famosas Capitulaciones
de Santa Fe, documento legal en el que se establecían las condiciones del
reparto de tierras y riquezas en las futuras tierras a descubrir navegando
hacia el occidente. Colón salió del Puerto de Palos de la Frontera el 3
de agosto de 1492, no sin antes solucionar muchos problemas que los enemigos
del proyecto colombino le opusieron. Los porteños lo juzgaban un marinero loco
que se lanzaría a la aventura hacia el mar tenebroso donde se creía que
habitaban toda clase de monstruos marinos. Haciendo uso de un poder real que le
concedieron los reyes había logrado conseguir tres embarcaciones, dos
embargadas y una alquilada.Para
reclutar marineros le tocó recurrir a los presos de la cárcel, porque ningún
marinero en su sano juicio quería formar parte de la tripulación de Colón. En
alta mar tuvo que sortear un motín de los reclutados quienes exigían el
inmediato regreso a España, finalmente al amanecer del 12 de octubre de 1492 la
flotilla arribaría a una isla en el mar caribe que la tradición ha denominado
Guanahaní, en lengua de los indígenas taínos.Un marinero, Rodrigo de Triana, fue el primero en gritar… ¡Tierra!
Hoy se sabe que llegó al archipiélago de las Bahamas, pero se ignora a cuál de
las tantas islas de ese lugar pudieron haber llegado Colón y sus hombres.Los indígenas taínos se asombraron de ver
aquellos hombres tan extraños a quienes llamaron “los hombres del cielo”.
De vuelta a España Colón fue recibido como un héroe y los reyes le prepararon
un recibimiento público especial en Barcelona, la capital condal. Colón dirigió
otros tres viajes más, entre los años 1493 y 1502. El cuarto y último fue un
total desastre, perdió sus barcos debido a un extraño caracol panameño que les
agujereó el casco y todos se hundieron, quedó entonces abandonado con sus
hombres en las costas de Puerto Rico durante un año y los alimentaron los
indígenas y cuando finalmente logró regresar a España, les cobraron el pasaje
de regreso, como si se tratara de cualquier persona. Fallecida Isabel de
Castilla, los herederos, Juana la Loca y su esposo Felipe el Hermoso, no lo
siguieron apoyando. Colón murió exigiendo el cumplimento de las Capitulaciones
de Santa Fe que le daban el 5% de todo el oro, plata y piedras preciosas
que se sacaran de las Indias, nunca le fue reconocido dicho porcentaje. Murió
en Valladolid, el 20 de mayo de 1506. Nuestro país abandonó el nombre de Nueva
Granada en 1863 y adoptó el nombre de Colombia para rendirle homenaje a
este hombre incansable y batallador. Colombiano quiere decir “hijo de
Colón”. Nuestro himno patrio dice: Se baña en sangre de héroes / la
tierra de Colón /. Pero este gran principio / el rey no es soberano/ resuena y
los que sufren / bendicen su pasión/.
En
vista que los patriotas no habían sido capaces de darle un autogobierno
efectivo a la Nueva Granada, después de la declaración de independencia del 20
de julio de 1810 y se habían trenzado en absurdas guerras civiles que motivaron
que don Antonio Nariño llamara al periodo comprendido entre 1810 y 1815 como Patria
Boba; España, una vez liberado el rey Fernando VII de Borbón, determinó
nuestra reconquista. Envió una flotilla de barcos con soldados al mando de
Pablo Morillo, quien inicialmente llegó a Caracas (Venezuela), una vez
restablecido el gobierno de la Capitanía General de Venezuela, pasó a
Santa Marta donde fue recibido con grandes elogios porque Santa Marta se
mantenía leal al rey de España. Desde Santa Marta preparó lo que sería la
retoma de la rebelde Cartagena de Indias, que se había proclamado absolutamente
independiente de España el 11 de noviembre de 1811. A Cartagena la sitió por
tierra y por mar durante cinco meses entre agosto y diciembre de 1815. Rendida
y reconquistada Cartagena, lo propio hizo con la rebelde Santa Cruz de Mompox,
de donde pasó luego a Santa Fe de Bogotá. La sangría perpetrada por Morillo en
Bogotá no tiene nombre, mandó fusilar al sabio don Francisco José de Caldas, en
la plazoleta que pasó a llamarse desde entonces Los Mártires.Restablecido el Virreinato de la Nueva
Granada, Morillo nombró virrey a Juan de Montalvo y se regresó a España. Los
patriotas neogranadinos que alcanzaron a huir se refugiaron en los llanos de
Casare, donde empezaron a formar una guerrilla en contra del gobierno colonial.
Esta guerrilla la comandaba un cucuteño llamado Francisco de Paula Santander.
El caraqueño Simón Bolívar, noticioso de los planes de Santander, se le unió y
formaron un ejército anticolonial más sólido y mejor equipado. Fue así como dio
inicio a la célebre Campaña Libertadora que partió de los llanos
orientales el 10 de mayo de 1819. El virrey Juan Sámano se alarmó por esta
incursión en territorio neogranadino y envió al ejército virreinal a detenerla,
al mando de José María Barreiro y Manjón. Los dos ejércitos tuvieron varios
encuentros, antes del definitivo. Barreiro comandaba 3000 hombres mientras que
Bolívar y Santander comandaban aproximadamente 2200 soldados patriotas, entre
criollos, mulatos, mestizos, negros e indígenas. También Inglaterra había
aportado la conocida Legión Británica, integrada por aproximadamente 160
hombres al mando del coronel James Rook. El 25 de julio se dio la batalla del Pantano
de Vargas, la cual casi perdieron los patriotas, pero que en último momento
fue victoriosa para los nuestros por la decidida carga de Juan José Rondón y
sus 14 lanceros, que pusieron en fuga a los españoles. Es famosa la frase de
Bolívar: ¡Coronel Rondón, salve usted la patria! Finalmente el día 7 de
agosto, se enfrentaron los dos ejércitos hacia el mediodía ante el puente sobre
el río Teatinos en inmediaciones de Tunja, que había sido tomada por los
patriotas.Fue decisiva la carga del
antioqueño José María Córdova y Muñoz, quien logró dividir el ejército
virreinal en dos, hacia las 4 de la tarde ya la batalla había concluido y los
nuestros habían obtenido su más resonante victoria. Bolívar tomó prisionero a
Barreiro y sus oficiales y los condujeron hacia Bogotá, donde fueron recibidos
con coronas de flores. Juan Sámano, el último virrey huyó al saber que Bolívar
venía hacia la capital, ordenó que arrojaran el oro y la plata que hubiera en
la Casa de la Moneda en el río Bogotá y que incendiaran la ciudad. Así
la encontró Bolívar quien tuvo que asumir el gobierno de un país el borde de la
ruina. El 7 de agosto es el día del ejército nacional de Colombia y hoy se
conmemora como el día en que logramos nuestra independencia definitiva de
España. Este poema lo recuerda: